miércoles, 18 de julio de 2007

EL TELEVISOR

por cesar augusto

¿Dónde estoy?, ¿Cuándo llegué aquí?; no puedo entender ni hasta el mas mínimo detalle de la sala donde estoy, si es que le puedo llamar de ese modo, lo veo y no distingo nada. Existe una oscuridad taciturna y trastornante. Veo mis mano; apenas puedo mover mis ojos; mi cara y mis piernas están paralizadas; hasta el más mínimo de mi cuerpo está paralizado; a excepción de mis ojos (los cuales ya mencioné) y mi dedo pulgar.
Lo último que me acuerdo es que ya había llegado a mi casa y me disponía a dormirme. Ojalá hubiera procurado dejar la puerta cerrada.
Creó que alguien me trajo aquí. Mi dedo se esta moviendo sin mi permiso; no sé que droga puede causar eso, pero es una droga muy poderosa. Mis manos sostienen un objeto. Creo que es un control remoto. Veo a mí alrededor y gracias a las luces de multicolores de un objeto enfrente de mí distingo un piso de cemento interminable, de colores amorfos.
Enfrente de mí hay un televisor… eso creo.
No me había dado cuenta de la decadencia en la que están cayendo los programas actuales. Mi pulga r se esta moviendo consecutivamente, por esta manera no logro comprender los muchos canales que estoy viendo. Uno por uno los canales se me hacen igual de inmundos que el anterior; la repugnancia del contenido solo es opacada por la inconsistencia de cada uno de los estúpidos de los anunciadores. Los programas de noticias dejaron de serlo y se transformaron en un grupo de burdas mentiras con payasos maquillados mas de la cuenta; intentando dogmatizar la maldad y crear un enemigo al cual odiar, no han comprendido que la organización por la cual trabajan es la mala al tratar de enriquecerse al explotar la inteligencia humana. Ciento ese asco natural de mareo; no comprendo si es por esos horribles programas o por mi exposición frecuente a las luces que esta proyecta. No entiendo quien querría secuestrarme para aplicarme tal tortura; no tengo mucho dinero y yo creo que no tengo problemas con la gente; mejor dicho la gente no quiere tener problemas con migo.
Ya me cansé de estar viendo estas imágenes repugnantes; los niños muertos en África por hambre, los niños muertos por bombas en Irak, caricaturas, pornografía, algún programa estúpido de familias perfectas, el presidente hablando de alguna mentira fiscal, una película Hollywoodense, algún documental, un grupo de locutores actuando como tontos para divertir. “En la televisión hay pura mierda”. No sé en que va terminar esto, ni mucho menos sé si yo soy el que desea esto. Creo que mis músculos se están atrofiando; creo que morí. No puedo describir tan fácilmente esta horrible sensación, solo puedo decir que nunca he tenido mas miedo en toda mi vida.
No me había percatado de que enfrente de mí con una mano sobre el televisor se encontraba un hombre. Este me miraba de una forma extraña; tenía una mascara de una persona sonriendo; la mascara era de color blanco y delineado con colores negros. Vestía de negro lo cual lo hacía confundirse con el medio. No puedo asegurar si el es el que me trajo, ni que el es el que me va a matar, ni lo que quiere, ni cuanto tiempo lleva ahí. No esta haciendo nada… quisiera que solo fuera un disfraz colgado, pero se que no es así; de alguna forma sabe que lo estoy viendo y aún así no quiere hacer el primer movimiento; su apariencia es enfermiza…
Quiero que de una vez le ponga fin a mi existencia, y acabe con este círculo repetitivo sumergido en el tiempo; quiero dejar de ver esto; se que lo que quiere es hacerme sufrir y matarme solo acabaría con su diversión. Creo que por fin se está acercando; creo que por fin hará algo. Se acerca con cautela saboreando cada instante; estoy seguro que para el todo está cambiando; el aire tiene sabor de ambrosía, los olores son infinitos, el tacto se relaja dejando una efusión de placeres volando hasta en el mas mínimo de la piel… le deleita su trabajo y yo ya quiero morir. Estoy algo feliz por que ya no voy a volver a sentir esa tortura; por fin no me va atormentar la maquina que hace pasar las horas mas largas acabando con mi vida. Las lagrimas brotan de mis ojos sin parálisis… este es mi fin.

Despierto… Creo que todo fue una pesadilla; que bueno que todo fue un simple sueño y las sensaciones no fueron reales; se que a lo largo del día la pesadilla se esfumará y todo quedara en el olvido… <<“Me pregunto que estará saliendo en la televisión”>>

Enciende el televisor y empieza el día.

jueves, 5 de julio de 2007

Doña Macabra

El 15 de Octubre fue el día en que Doña Macabra murió, ese día no quiso que nadie la tocara, se aferró tercamente a su mecedora, la acercó a la ventana y se quedó ahí, viendo como pasaba la gente. Todos creímos que se le pasaría y que al final nos permitiría darle un digno entierro, pero Doña Macabra era una mujer chapada a la antigua. Hace dos años y medio de eso y no fue sino hasta hace apenas dos meses que Doña Macabra empezó a merodear en las noches por el pueblo. El pueblo se reunió y acordamos permitir los paseos nocturnos de Doña Macabra, excepto en días feriados, en los que poníamos una tranca a su puerta. Sus paseos se empezaron a hacer rutinarios, hasta que un día visitó a Don Roberto Santiago, nadie supo de qué hablaron, pero a la mañana siguiente encontraron muerto en su cama a Don Roberto Santiago, llevaba su traje de domingo y sus zapatos se encontraban impecablemente lustrados. Nadie sospecho de Doña Macabra, pues Don Roberto Santiago ya era un hombre viejo y últimamente no se había encontrado muy bien de salud.

Lo que nos llamó la atención fue la repentina muerte de la señorita Marina. Cuando la policía hacia un interrogatorio de rutina a los vecinos, algunos afirmaron haber visto la noche anterior, que Doña Macabra platicaba con la señorita Mariana mientras ella se encontraba retocando sus rosales.

El doctor del pueblo dijo que la señorita Mariana había muerto a causa de una extraña enfermedad, en la que se hinchaban las venas del tobillo y esto provocaba que a la hora de que la sangre regresaba al corazón, ésta se quedaba estancada en el mismo. Fue en este momento cuando supimos que Doña Macabra traía “las sombras”.

Todo el Pueblo se volvió a reunir para buscar alguna solución al problema y fue decisión de todos el dejar a Doña Macabra encerrada para siempre en su casa, con la única excepción de los días 7 de Agosto, en los que tenia permitido visitar el panteón (por supuesto que escoltada por alguien), con motivo de llevarle flores a su difunto esposo.

Al principio esta medida fue un poco incomoda, pues hasta la ultima casa del pueblo podía escuchar como cada noche Doña Macabra arañaba la puerta y gritaba palabras incomprensibles. Pero el tiempo hace que a todo nos acostumbremos, creo que es cosa de supervivencia o algo por el estilo. Es raro pues hasta llegue a pensar que aquellos horribles gemidos me arrullaban en las noches que me era difícil conciliar el sueño.

Ayer precisamente, cuando venía de la Sierra, alcance ha escuchar que Doña Macabra había vuelto a morirse. Corrí hasta su casa para ver lo que el pueblo empezaba a rumorar y desde la calle era posible ver a Doña Macabra por la ventana, con los ojos cerrados y su cara adornada por larvas y varias decenas de moscas, por fin Doña Macabra había terminado de morirse…